Mi principal objetivo, aunque después me fui a dar una vuelta por las ramas, era provocar un cambio radical a la biblioteca del aula de 4 años de infantil.
Ahora, visto desde lejos, creo que lo conseguí; y puedo decir con orgullo que todo el trabajo es de mis ratones.
Por aquí tenemos el antes de la biblioteca.
En la foto aparecen las estanterías con el material y un poco de pared; el resto es fácil imaginarlo: la pared estaba toda naranja, es decir, sin decoración.
Mis primeras impresiones fueron las siguientes: la biblioteca estaba cargada de un buen material, muy bueno; cuentos variados de todo tipo de temas, grandes, pequeños y todas las formas que os podáis imaginar; las estanterías eran las adecuadas para un aula de infantil pero, a primera vista, se veía un error: los libros carecían de orden. Por ahí comenzó mi trabajo, o mejor dicho, el suyo:
Color amarillo para los cuentos, que son "los que nos cuentan historias, los que son solo para leer"; color azul para los libros de conocimiento, "son los que nos enseñan cosas como por ejemplo los animales de la selva y así...", y, por último, el color rojo para los libros-juego que "son todos con los que podemos jugar mientras los leemos".
Al principio pensé que seria más difícil que entendiesen la clasificación pero, una vez más, me demostraron que a mis ratones no se les puede subestimar NUNCA.
Llegó un momento en el que yo sobraba a la hora de trabajar, ellos solitos decidían que libro era, que pegatina le hacia falta y que tres letras se debían poner en la etiqueta.
¡¡Y qué orgullo para una maestra que llegue el momento en el que no necesiten de tu apoyo o guía!!
El resultado final fue un poco así:
El resultado final fue súper colorido y divertido, a los peques les encantó y si mis ratones estaban ilusionados, no hay más que decir; ¡¡objetivo conseguido!!